Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
Indias y Españolas en la frontera

(C) Adelaida Sagarra Gamazo



Comentario

La convivencia entre españoles e indias -y por tanto la mezcla racial- fue inmediata: antes de que Cristóbal Colón volviera a la isla Española en el segundo viaje -noviembre de 1493- ya había nacido el primer mestizo. Ningún español tuvo prejuicios étnicos para unirse a una india; en muchos casos además, contraían matrimonio. Un ejemplo es lo que en la historiografía española suele denominarse "época de los caciques blancos" entre 1497 y 1503. Al quebrarse la unión entre Colón y sus partidarios y los castellanos, capitaneados por Francisco Roldán, yéndose estos como alzados o rebeldes por toda la isla en busca de la libertad que el genovés les negaba y optaron por la "independencia natural". Abandonaron la Isabela, primera ciudad española de la isla, se dispersaron por el Bonao, la Vega, Santiago y la mayoría en Jaraguá. Lograron lo que querían: el acceso al oro y a la tierra, poder, libertad de acción y dominio. Se unieron con las mujeres indias preferentemente con las hijas, hermanas y parientes próximas de los caciques con las que llegaron a tener hijos. Fue el caso de la Cacica Catalina. Muchos españoles vivían entre los indígenas y se consideraban señores naturales de los indios por las alianzas de sangre. Distinto es que esa unión fuera o no en el matrimonio. Al principio, por la escasez de mujeres españolas el número de matrimonios entre mujeres americanas y castellanos fue elevadísimo. En cambio, el matrimonio entre española e indio se produjo en casos muy puntuales; uno de los que están documentados es el de Luisa de Medina. El mestizaje caracterizó la sociedad española de América, en contraposición a las colonizaciones francesa, inglesa u holandesa. Los historiadores detectan diversos factores que explican este hecho: la juventud de soldados y conquistadores, la falta de prejuicios raciales, la liberalidad de las costumbres de algunos pueblos indígenas. Algunas mujeres se unieron a los españoles por voluntad propia, como Isabel Chimpu Ocllo, Tocto Chimbu, María India, Leonor Moctezuma. Otras fueron regaladas: los caciques, curacas o pipiltin buscaban la paz por vía conyugal. Doña Juana, Inés Huaylas Yupanqui, Isabel Moctezuma, Ana Moctezuma o Angelina Yupanqui son algunos de los ejemplos más relevantes: princesas aztecas de la familia del propio Moctezuma y Ñustas imperiales de la panaca de Huayna Cápac, Atahualpa o Huáscar, así como hijas de caciques, tales como Anayansi , Elvira Xaseecassi o Tecuelhuetzin. La colonización -y muy especialmente la frontera- fue mestiza porque se llevó a cabo con pocas españolas-solo entre un 10 y 20% respecto a los varones- ; muchos españoles convivieron o se casaron con indias. En algunos casos, cuando abandonaban las armas y decidían asentarse, algunos españoles tuvieron su mujer española y su familia legítima, mientras los hijos de las indias -o entenados- y éstas estaban vinculados a la familia, que regía la mujer legítima. El mestizaje se extendió a lo largo de todo el XVI; a finales del siglo se suele estimar que representaban un 2% de la población de las Indias. Los hombres y mujeres mestizos fueron personas mucho mejor adaptadas al medio ambiente americano, por lo que facilitaron el arraigo de la colonización y fueron un puente hacia la sociedad aborigen. La mayoría de los conquistadores tuvieron hijos mestizos; entre las mujeres mestizas de primera generación hay algunas especialmente interesantes como Leonor Alvarado Xicoténcatl, María Jaramillo, Leonor Moctezuma, Mencía Guevara, Francisca Pizarro Yupanqui, Leonor de Soto, María de Soto, Inés Pizarro, Isabel Pizarro, o Francisca Pizarro. En la mayoría de los casos se integraron perfectamente en la sociedad indiana.


Hernán Cortés a su llegada a México. Representación decimonónica

Hernán Cortés a su llegada a México. Representación decimonónica




Pero se trataba de evangelizar y explotar a través de una sociedad permanente. Por eso, para sentar la base de la nueva sociedad la Corona fomentó desde el principio la migración familiar, el paso de pobladores "con sus casas movidas". Así en 1501 ya se instó a que pasaran hombres casados, con sus familias; en 1509 se dictó una Real Cédula según la cual los habitantes casados en Nueva España (Virreinato de México) disponían de un plazo de tres años para llevar a sus mujeres o serían expulsados; en Perú se aplicó la misma medida en 1536. En 1513 se decretaron importantes exenciones fiscales para aquellos que marcharan a Indias con sus familias. Cuando Pedrarias Dávila cruzó el Atlántico en 1514 al ser nombrado Gobernador General de Tierra Firme llevó a su mujer, doña Isabel de Bobadilla. Desde 1530 -para evitar el concubinato indígena y erradicar la poligamia- se estableció que no pudieran pasar hombres solos. Respecto a la emigración femenina, señalar que hasta 1509 no hay datos, aunque es seguro que pasaron mujeres. Sabemos de cuatro en el segundo viaje de Colón -Catalina Rodríguez, Catalina Vázquez, María de Granada y María Fernández- y cómo la Reina Isabel quiso que en el tercero fueran 30; se debió intentar pero sólo conocemos cuatro documentadas: Catalina de Sevilla, Gracia Segovia, Catalina Egipto y María Egipto. En general, solían dirigirse a ciudades, se desplazaban en grupos de parentesco o paisanaje. En el siglo XVI pasaron muchas mujeres ya que América ofrecía posibilidades interesantes de casamiento. En origen, la sociedad indiana se configuró como bipolar, con un grupo predominante de españoles y otro de indígenas. Los dos mundos sociales coexistieron en espacios muy próximos, y convivieron también. Lucena Salmoral destaca como los españoles no conquistaron el territorio para expulsar a los naturales y establecer una frontera civilización/barbarie; se introdujeron en las tierras y establecieron sus ciudades. El hábitat urbano fue el genuinamente español, si bien es cierto que había peninsulares que vivían en el campo a quienes se consideraba indianizados y también había indios que habitaban en las ciudades, pero en los sectores periféricos y más pobres. La Corona fue asumiendo progresivamente la existencia de africanos, mestizos, mulatos y grupos interétnicos de escasa incidencia blanca. Se formó así una sociedad de innumerables mezclas. Los conquistadores y sus hijos, los grupos principales en las sociedades indígenas, los altos funcionarios y el clero conformaron la aristocracia indiana. Los principales indígenas pronto quedaron sin prestigio y con la única misión de mantener a sus comunidades dentro del orden legal